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miércoles, 11 de enero de 2012

Recemos por la Unión de las Iglesias


El término “ecumenismo” (del griego oikumene, mundo habitado), hace referencia al movimiento mundial de los cristianos que aceptan a Jesús como Señor y salvador y que, bajo la inspiración del Espíritu Santo, intentan por el medio de la oración, del diálogo y de otras iniciativas eliminar barreras y así avanzar hacia la unidad que Cristo quiso para su Iglesia: “Que todos sean uno, como Tú, Padre, en mi, y Yo en Ti; que también ellos sean en nosotros, para que el mundo crea que Tú me enviaste” (Juan 17, 21).



Son muchos, desagraciadamente, los episodios históricos que supusieron cismas y rupturas en la Iglesia: El Concilio de Éfeso en el 431 (para dirimir las reservas del Patriarca Nestorio para admitir a Santa María como Madre de Dios); El Concilio de Calcedonia en el 451 (para dirimir las dos naturalezas de Cristo); el Cisma entre Oriente y Occidente, en el 1054, donde las divisiones entre Roma y Constantinopla trajeron la separación; la Reforma en el siglo XVI (Lutero, Calvino, Zuinglio, la iglesia de Inglaterra…) y otros sucesos posteriores.

El Concilio Vaticano II enseña que la verdadera Iglesia subsiste en la Iglesia católica, pero no debe identificarse exclusivamente con ella (Lumen Gentium nº 8). La fe en Cristo y el bautismo crean una unión verdadera, aunque imperfecta, entre todos los cristianos (Lumen Gentium nº 15). Y ya en particular, los ortodoxos y los católicos también compartimos muchos elementos de fe y vida sacramental, como la Eucaristía y la sucesión apostólica.

El Octavario para la Unión de las Iglesias, ocho días de oración por la unidad religiosa de todos los cristianos, que se celebra cada año del 17 al 25 de enero, fue iniciado en 1908 por el Padre Paul Wattson, cuando aún era miembro de la Iglesia episcopaliana (la Iglesia anglicana en Estados Unidos).

Animador infatigable del movimiento ecuménico es el Consejo Mundial de las Iglesias, que pretende impulsar a las Iglesias hacia el objetivo de la visible unidad en una sola fe y una sola comunidad eucarística. En este organismo radicado en Ginebra, están integradas diversas tradiciones cristianas: la anglicana, la protestante y la ortodoxa, con un total de 313 iglesias. Aún no siendo miembro de dicho Consejo, desde 1965, la Iglesia católica romana mantiene con él contactos regulares a través de un grupo de cooperación.

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