El silencio y la palabra son dos momentos de la comunicación que deben equilibrarse, alternarse e integrarse para obtener un auténtico diálogo y una profunda cercanía entre las personas. Cuando palabra y silencio se excluyen, la comunicación se deteriora; sin embargo, cuando se integran recíprocamente, la comunicación adquiere valor y significado.
En nuestros días vivimos un incesante flujo de preguntas que manifiesta la inquietud del ser humano siempre en búsqueda de verdades, pequeñas o grandes, que den sentido y esperanza a la existencia. La Red se ha convertido en uno de los lugares donde ese flujo constante llena nuestras vidas de ruido e información. Esto plantea riesgos y también abre oportunidades.
Convenientemente gestionados los espacios digitales pueden ayudar a vivir momentos de reflexión y de auténtica interrogación, y también a encontrar espacios de silencio y oración para compartir la Palabra de Dios. Esto es especialmente importante porque silencio y palabra son elementos esenciales e integrantes de la acción comunicativa de la Iglesia, para un renovado anuncio de Cristo en un mundo contemporáneo sediento de significado y de respuestas.
San Francisco de Sales (1567-1622). Retrato original del Santo pintado en 1618, que se conserva en el Monasterio de la Visitación de Santa María de Turín (Italia) |
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