La nueva evangelización nos urge. No se trata de inventar nada, pues el programa ya existe. Es el de siempre, se centra definitivamente en Cristo mismo, al que hay que conocer, amar e imitar para transformar con Él la historia y hacer de este mundo el Reino de Dios.
La exhortación de Benedicto XVI, “Verbum Domini”, donde se recogen las sugerencias del último sínodo de obispos, nos ofrece la perspectiva desde la que hemos de situarnos para realizar la nueva evangelización a la que nos llama la Iglesia, recomendando incrementar la pastoral bíblica, pues la ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo.
El objetivo general para este curso coincide con la formulación del número 73 de la exhortación Verbum Domini anteriormente citada. Dice así:
“Resaltar el puesto central de la Palabra de Dios en la vida eclesial. Lograr que las actividades habituales de las comunidades cristianas, las parroquias, las asociaciones y los movimientos, se interesen realmente por el encuentro personal con Cristo que se comunica en su Palabra”.
En nuestras parroquias intentaremos mantenernos en esta sensibilidad y acentuar la pastoral bíblica sobre el resto de las dimensiones del conjunto de la actividad parroquial. De esta forma, en Serantes, en breves fechas haremos una modificación del ambón para entronizar la Sagrada Escritura y que su puesto, dentro del conjunto del espacio del Altar Mayor, sea significativamente visible; en Adviento y Cuaresma, las Misas de diario contarán con predicación; mantendremos el curso de catequesis para adultos sobre “temas bíblicos” que, Dios mediante, comenzará el jueves 17 de noviembre; desarrollaremos un curso para aquellos que quieran ser lectores en las celebraciones litúrgicas y, en la medida que nos lleguen las convocatorias, ofreceremos la posibilidad de participar en las actividades que, sobre pastoral bíblica, se organicen a novel de zona, vicaría y diócesis.
Encomendamos la actividad apostólica de este nuevo curso pastoral a la intercesión de la Santísima Virgen María, estrella de la nueva evangelización y a nuestros santos patrones Julián y Cosme que supieron sacar de la cruz gloriosa de Jesucristo la fuerza necesaria para ser fieles a Dios.
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