Queridos padres y madres:
Tenéis un(a) hijo(a) en catequesis. Seguro que pensáis en el punto final, en la fiesta de la Primera Comunión. Está bien, pero ahora vamos a centrarnos en la etapa presente: el proceso de catequesis que recorre.
Cada uno de vosotros tiene derecho a estar donde está en cuestión religiosa. La fe pertenece al ámbito más personal de la libertad. Al mismo tiempo, como creyentes, tenemos la convicción de que el Espíritu de Jesús está manos a la obra (Juan 5,17) y puede tocar los corazones. Todos estamos a “tiro de Dios”.
En la catequesis, vuestros hijos e hijas vivirán una pequeña experiencia de comunidad cristiana, y de lo fundamental de la vida y mensaje de Jesús. Comprendéis que por mucho que hagamos los catequistas, poco podemos hacer, porque poco es el tiempo de la catequesis comparado con el resto de la semana. Echad cuentas y sacad conclusiones…
Por eso entendéis que los catequistas insistamos en la importancia de una colaboración vuestra en las tareas de la catequesis. Vuestro hogar es el lugar principal donde tocar y palpar la traducción práctica de la fe en Jesús a la vida diaria en pequeñas cosas: uso del dinero, preocupación por los demás, el cariño, el puesto de Dios en la vida familiar (oraciones de la mañana, noche, comida, misa, manera de enjuiciar lo que pasa…), compromiso en las pequeñas cosas que la catequesis exige…
Contamos con vosotros y vosotros podéis contar con nosotros. Nos anima la fe en Jesús y el deseo de que Jesús sea para vuestro(a) hijo(a) el Amigo principal de su vida.
Que la Virgen nos ayude a guardar lo de Jesús con mucho cariño dentro del corazón.
Un saludo cariñoso.
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