“Al verlo su madre le dijo: -Hijo mío, tu padre y yo te buscábamos con ansia” (Lucas 2, 48)
La frase de María, un reproche a Jesús tras tres días en su busca, desvela actitudes de un verdadero maestro. Me refiero a las palabras “hijo”, “buscar” y “ansia”. Porque decir “hijo”es sentir al otro en lo más profundo, en las entrañas; decir “buscar” es hablar de gratuidad y anticiparse a todo posible mérito; y decir “ansia” significa compasión, sufrir con.
El 2 de junio de 1980, en la sede de la UNESCO, el Beato Juan Pablo II pronunció el siguiente discurso: “La tarea primaria y esencial de la cultura en general, e incluso de cada cultura en particular, es la educación. Ésta consiste en lograr que el hombre sea cada vez más hombre, que pueda ser más, y no sólo que pueda tener más; que consiguientemente, por medio de cuanto tiene y posee, sepa ser cada vez más hombre”.
Ahora que nos disponemos a inaugurar un nuevo curso escolar y pastoral, no sería bueno que pastores, comunidades, movimientos… nos planteásemos ¿qué es lo que hace que el hombre sea cada vez más hombre?
La presencia de la enseñanza de la religión en las escuelas se halla en pleno debate. Evidentemente, con la convivencia de los maestros con los alumnos, la actitud creyente o agnóstica del maestro va a llegar al mismo alumno. En esto no existe la neutralidad.
Sin embargo, siempre que se trate de una auténtica educación humana, toda respuesta a las preguntas que hace el niño estará llena de un gran respeto hacia la propia reflexión del educando, procurando no convertir el pernicioso proselitismo religioso de ayer en una abierta militancia antirreligiosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario