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jueves, 1 de septiembre de 2011
Desperdicio de alimentos en el mundo
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha denunciado en su informe “Pérdidas y desperdicio de alimentos en el mundo”, que cerca de un tercio de los alimentos que se producen cada año para el consumo humano se pierden o se desperdician. Esto equivale a 1.300 millones de toneladas, lo que supone un gasto innecesario de recursos.
El informe encargado por la FAO al Instituto Sueco de Alimentos y Biotecnología (SIK) recoge que los países industrializados y aquellos en desarrollo dilapidan, más o menos, la misma cantidad de alimentos, 670 y 630 millones de toneladas respectivamente. Por el contrario, los consumidores de los países ricos desperdician cada año casi la misma cantidad de alimentos (222 millones de toneladas) que el total de los que produce el África Subsahariana (230 millones de toneladas). Según la FAO, las frutas y hortalizas, además de las raíces y tubérculos, son los alimentos con la tasa más alta de desaprovechamiento.
El informe distingue entre pérdidas de alimentos y desperdicio de los mismos. Las pérdidas, que pueden darse en la fase de producción, recolección, post-cosecha o procesado, son más elevadas en los países en desarrollo, debido a la precariedad de las infraestructuras, el bajo nivel tecnológico y la falta de inversiones en los sistemas de producción alimentaria. Sin embargo, el desperdicio de alimentos es un problema mayor en los países industrializados, provocado tanto por los minoristas como por los consumidores, que tiran a la basura alimentos perfectamente comestibles.
El desperdicio per cápita entre los consumidores es de entre 95 y 115 kilos anuales en Europa y Norteamérica, mientras que en el África subsahariana y en Asia meridional y el Sudeste asiático se tiran solamente entre 6 y 11 kilos por persona. La producción total de alimentos per cápita para el consumo humano se sitúa alrededor de 900 kilos anuales en los países ricos, cerca del doble con respecto a los 460 kilos producidos en las regiones más pobres.
Desde la FAO se incide en que la pérdida y el desperdicio suponen también desaprovechar importantes recursos, incluyendo agua, tierras, energía, mano de obra y capital, junto a la producción innecesaria de gases de efecto invernadero, contribuyendo así al calentamiento global y al cambio climático.
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